Conoce a Sara Gil, testimonio de balón intragástrico

/ Perder peso


Ya conoces el balón intragástrico (BIG) porque hemos hablado muchas veces de él, ya has podido leer a un testimonio, pero como creemos que cuantos más casos reales te contemos, mejor valorarás ésta posibilidad para tratar tu sobrepeso u obesidad, hoy te traemos el testimonio de Sara Gil, de 26 años y paciente de Sants Institut. Sara nos contará por qué decidió colocarse el BIG, cómo fue el proceso y cómo se siente ahora después de transcurrido más de un año. Acompáñanos en la lectura y disfrutarás de otro caso con éxito del balón intragástrico. -¿Desde cuándo tienes sobrepreso? Des de que tenía unos 5 años. En casa, mis abuelos que son los que me daban las comidas de pequeña, eran de los que pensaban que “cuanto más gordo, más hermoso”, y claro, tu de pequeña no eres lo suficientemente consciente como para rechazar comida frita rica, o dulces sabrosos. Y todo eso se va acumulando, se convierte en un hábito y llega un momento que no puedes dejarlo. -Si optaste por colocarte el balón intragástrico y seguir el tratamiento, es porque tenías un sobrepeso considerable. ¿Podrías decirnos cuánto pesabas al inicio del tratamiento y cuánto pesas ahora? Al inicio del tratamiento pesaba 117 kg y ahora peso 85,5 kg. Y a eso hay que sumarle la cantidad de volumen que he disminuido y no se ve reflejado en el peso. -Y ¿cuánto hace que te pusiste el balón? Me lo puse en septiembre de 2008, me lo quitaron en junio de 2009 y ahora sigo haciendo visitas mensuales, sigo con dieta y deporte y estoy luchando por seguir bajando de peso. -¿Habías probado antes otros métodos para adelgazar? ¿Cómo te habían funcionado? Había hecho dieta en casa pero lo máximo que conseguí bajar fueron 10 kg que terminé recuperando cuando me independicé y empecé a cocinar para mi. Ya sabes, platos rápidos, comer bocadillos o cualquier cosa, y todo lo que habías conseguido antes, desaparece en un momento. -¿Cómo conociste el procedimiento del balón intragástrico? ¿De dónde sacaste la información? Lo había leído en alguna ocasión y empecé a informarme. Leí en muchas webs informativas pero también en muchos foros para conocer de primera mano qué sucedía al colocarse un balón, si merecía la pena, si era muy caro, etc. Buscando y rebuscando, di con Sants Institut y me gustó la idea de que me quedara cerca del trabajo y de casa de mis padres, pues si decidía hacer el tratamiento, necesitaba poder llegar con facilidad ya que debería aprovechar para ir al mediodía y Sants Institut me ofrecía esa premisa. -¿Qué es lo que te hizo decidirte a comenzar el tratamiento? Una foto. En julio de 2008 celebramos el cumpleaños de mi padre e hicimos fotos (la foto del antes en este testimonio es la que me hizo reflexionar). Cuando las tuve en el ordenador y me vi, me di cuenta que no podía seguir así. No era sólo una cuestión estética, que, no nos engañemos, al verme en la foto fue lo primero que pensé, si no en una cuestión de salud porque ya hacía unos meses que me había dado cuenta que al subir una mini-cuesta me costaba, o que al sentarme me incomodaban los michelines cuando llevaba unos pantalones apretados y notaba que se me marcaban por todas partes, además de, como te decía, me molestaba el roce. -A menudo podemos leer que muchas personas se sienten con náuseas, vómitos, mareos, malestar, etc. durante los días posteriores a la colocación del balón, pero…  ¿Qué tal fueron tus días después de la intervención? La verdad es que en ese aspecto me sentí muy afortunada porque no pasé por esa mala experiencia que había leído, o que por ejemplo Santi, el testimonio anterior, comentaba. Si bien, es cierto que al salir de la clínica me sentía un poco mareada y con un poco de malestar, pero al llegar a casa me metí en la cama y me levanté al día siguiente bien. Tuve alguna molestia pero muy leve, pues como el balón ha de irse aposentando en el estómago, los primeros días notaba cuándo y cómo se movía, pero sólo era eso, una molestia que me duró 3 días y luego estuve perfectamente bien. Me pusieron el balón un viernes y lunes fui a trabajar tan normal. -¿Qué cambios en tus hábitos de vida se han producido? Es decir, no sólo a la hora de comer, si no en general (si vas al gimnasio, si andas más, etc…). Cuando me decidí a comenzar el tratamiento, tenía muy claro que el balón sólo no haría nada, así que además de conscienciarme en que tenía que poner de mi parte a la hora de hacer la dieta y seguir las pautas alimenticias, decidí que me apuntaría al gimnasio. Y así fue. Una semana después de la intervención, me fui al gimnasio más cercano de mi trabajo y me apunté, así aprovecharía los mediodías yendo. Además, antes volvía del trabajo a casa siempre en ferrocarril, pero decidí empezar a hacerlo andando. La distancia era de 2,5km, es decir, unos 40 minutos andando a mi paso, porque soy algo lenta. Y no sólo lo apliqué a la vuelta del trabajo, si no que ahora voy andando prácticamente a todas partes porque le he cogido cariño a esto de pasear con la música y observar mi alrededor. -¿Qué supone para ti haber perdido tanto peso y encontrarte tal y como estás ahora? La verdad es que estoy muy contenta porque ahora me siento muy bien en varios aspectos de mi vida. Noto que físicamente he mejorado muchísimo, tengo más confianza en mi misma y soy más feliz. Además, hay algo que me hizo mucha ilusión y es que yo nunca había podido ir a tiendas “normales” a comprarme ropa porque no me cabía, y ahora puedo ir a muchas tiendas y encontrar prendas que me vienen bien, y aunque es algo tal vez un poco “tonto”, me alegra poder entrar en Mango, Zara o H&M y encontrar ropa sin sentirme un “bicho raro”. -El tratamiento del balón intragástrico no es barato, todos lo sabemos, pero ¿cómo valoras tú el gasto hecho? ¿Recomendarías a todas esas personas con sobrepeso que tomen seriamente la opción de colocarse un balón? El tratamiento me lo regaló mi novio, porque sabía cuánto necesitaba adelgazar y porque quería verme feliz. Él me dejó muy claro que iba a considerarlo bien invertido si yo lo aprovechaba bien y conseguía resultados. Ahora ya ni se plantea eso, siempre me dice que fue una muy buena inversión y que volvería a hacerlo si fuese necesario porque me ve a gusto conmigo misma y contenta y es lo que quiere. -¿Cuáles son tus metas ahora? Aún me queda por perder, pues mi sobrepeso era de más de 50kg, así que aunque he bajado mucho, sigo haciendo dieta y yendo al gimnasio. Mi meta es llegar, con el tiempo que me suponga, a un peso con el que me sienta bien, y eso es bajar unos 15kg. Así que seguiré aplicándome para conseguirlo -Para resumir, en una palabra; ¿cómo valoras el tratamiento en general? ¿Y lo que ha supuesto y supone para ti? Lo resumiría en dos: im-presionante (risas). El tratamiento de balón intragástrico es una gran ayuda para bajar de peso y es un programa muy completo. Para mi ha supuesto un cambio radical y estoy muy satisfecha de haber tomado la decisión y de estar consiguiendo, día a día, estar como quiero. -Y para terminar, ¿Algún consejo a aquellas personas que te estén leyendo? Pues que si sufren de sobrepeso u obesidad y quieren ponerle remedio habiendo intentado dietas y demás antes, no lo duden e inviertan en un BIG. Que sepan que el balón sólo no hace milagros, que hay que poner muchísimo de tu parte, pero que realmente merece la pena. Y que si se deciden, les recomiendo que vayan a Sants Institut, porque son grandes profesionales, te apoyan en todo y yo ¡estoy encantadísima con ellos! Sara nos dio su testimonio porque dijo que quería animar a todas aquellas personas que se lo estén pensando a que tomen la decisión de someterse a un tratamiento de BIG y cambiar su vida. Ya sabéis, querer es poder, así que ahora es vuestro turno. ¡Nosotros, os esperamos para ayudaros!